Por Gerardo Budowski, Ph.D.
Profesor emérito del CATIE.
Resumen de Conferencia.
Lamentablemente es un hecho que existen fricciones y en algunos casos conflictos entre conservacionistas y forestales, a pesar de tener ambos bandos, muchos objetivos comunes. Esta situación de conflicto sólo perjudica a ambos grupos.
La mayoría de las discrepancias giran alrededor de los siguientes aspectos, algunas justificadas, pero otras no.
- Criterios diferentes en cuanto al manejo de bosques naturales primarios heterogéneos para madera. ¿Se justifica permitir la corta de árboles en bosques primarios? Se han encontrado numerosas deficiencias en los planes de manejo (identificación correcta de todas las especies cosechadas y dejadas, escasez de éxitos en los planes de manejo hasta el siguiente turno, cálculos excesivamente altos para la siguiente corta, conteo previo de la regeneración antes y después de iniciar el apeo de árboles escogidos, etc.).
- Diferentes puntos divergentes para promover plantaciones forestales, especialmente si se usan especies exóticas como Eucalyptus spp., Tectona grandis, Gmelina arborea, Pinus spp. Esto es muy polémico, y a veces injusto, ya que existen muchos casos de plantaciones en suelos donde no había previamente vegetación arbórea.
- La insuficiente preocupación para combatir la pobreza rural y mejorar las condiciones de los que viven cerca de recursos forestales y en parte dependen de este recurso. Lo curioso aquí es que se usa este argumento desde ambos lados.
Las críticas a los forestales de parte de los conservacionistas
La mayoría de los forestales tropicales tienen escaso conocimiento del bosque primario heterogéneo en cuanto a composición dendrológica, incluyendo no sólo los árboles grandes que se pretenden cosechar, sino también la regeneración natural de diversas edades y en general el desconocimiento de las múltiples interacciones entre plantas entre sí y con los animales y otros aspectos ecológicos.
La excesiva tendencia de sólo pensar en la producción de madera, un remanente de la educación de forestales de antes y menosprecio para los otros productos leñosos como leña y otros no maderables. Pero sobre todo hay una tendencia de ignorar o menospreciar los múltiples servicios que proporcionan los bosques, a corto y largo plazo y que raras veces se cuantifican y se internalizan. También cabe mencionar aquí el escaso apoyo de forestales, dedicados a la producción de madera, para la creación de corredores biológicos.
La falta o escasez de interés de los forestales para apreciar el justo valor para la conservación de bosques, generalmente primarios, situados en zonas consideradas “marginales”, o de poco potencial para producción de madera. Pero son sumamente útiles para regular el régimen de aguas, especialmente su almacenaje en las capas profundas del suelo, así como la regulación de la escorrentía, la conservación de la biodiversidad (fauna y la flora), su posible “interpretación” para atraer ecoturistas y la prestación de otros servicios ambientales, como el secuestro de carbono.
La complicidad de algunos forestales con los grandes y poderosos explotadores de madera con buenas conexiones con políticos influyentes, ya que por ley, en muchos países, los ingenieros forestales son los únicos que pueden firmar un “plan de manejo” para extraer árboles maderables. En algunos casos se conocen hechos de corrupción.
La poca cooperación para pensar a largo plazo lo que mejor conviene al país y los pocos insumos logrados para apoyar la creación y manejo de las áreas forestales protegidas.
La escasez de contactos y el poco involucramiento de las poblaciones aledañas, que viven cerca o dentro de los bosques naturales .
Los forestales no han captado las posibilidades de promover la ciencia y la educación y los escenarios futuros ligadas con el auge del ecoturismo internacional y local, basado en visitas y programas de “interpretación” del bosque primario. Se considera a menudo que los forestales no apoyan suficientemente esas posibilidades que tienen la virtud de dejar el bosque intacto y protegerlo.
El énfasis excesivo para introducir especies forestales exóticas para plantaciones, argumentando que no son apreciadas por la fauna silvestre local, en vez de favorecer y en ciertos casos de plantar especies nativas. También argumentan que las especies exóticas pueden llegar a ser invasoras, o ser atacadas por plagas en su nuevo ambiente ya que son monocultivos. Este es un punto muy polémico y vale la pena aclarar lo que es cierto y lo que no lo es.
La incapacidad de los forestales para evitar con éxito la degradación y/o la deforestación del bosque primario o secundario. Desde luego hay muchos otros actores involucrados y no es correcto culpar solamente a los forestales, ya que las decisiones tomadas al respecto tienen matices económicos, políticos y sociales en las instituciones gubernamentales de alto nivel. Todos sabemos que heredamos la tendencia de proyectar el pasado hacia el futuro, cuando había abundancia de bosques y deforestar era considerado una “mejoría” y el bosque era entonces el “enemigo” del progreso y lo que también se tilda de “desarrollo”. Pero ésto no funciona con el conocimiento actual.
Las críticas de los forestales para los conservacionistas
Argumentan que en condiciones favorables, sí se puede manejar el bosque tropical heterogéneo para la producción sostenible de maderas con un mínimo de disturbio para la biodiversidad. Citan ejemplos, de éxitos en bosques pantanosos y en zonas altas (robledales) donde dominan una o pocas especies comerciales con muchos árboles de valor y buena regeneración. Pero para el bosque tropical húmedo y heterogéneo con 60-100 o más especies arbóreas diferentes por hectárea con turnos para cosechar cada 20 años o más, es mucho más difícil encontrar casos de éxitos, especialmente para “parches” de 30 ha de bosques o menos.
A menudo hay que considerar que si no se manejan los bosques naturales, los propietarios tienen la tendencia de cambiar drásticamente el uso de la tierra y convertirlos en potreros que raras veces son sostenibles. Existen diferentes factores y procedimientos para favorecer la deforestación, algunos legales y otros ilegales y no es justo culpar a los forestales.
La falta de comprensión de los conservacionistas para entender que los agricultores pobres tienen que vivir “al día” para alimentar y sufragar gastos para su familia. Palabras como proteger la biodiversidad, promover corredores biológicos, etc., no son válidos para ellos. Es necesario proveerles un ingreso seguro a muy corto plazo.
La poca consideración de conservacionistas en comprender y buscar soluciones para los intereses de comunidades locales, aledañas al bosque y que tradicionalmente se abastecen de leña, materiales de construcción para casas rurales, postes para cercas, hojas de palmeras, para techos de casas, productos de medicinas naturales, etc., para sus necesidades, etc.
La escasez gradualmente más significativa de bosques naturales, previamente y tradicionalmente abastecedores de aserraderos y de industria maderera en general, lo que obliga proveer soluciones en el país –la importación de madera no soluciona este aspecto. Hay que entender que hasta que las plantaciones empiezan a producir, se pasará por un periodo de escasez para hacer el “puente”.
Consideraciones finales
Todos estos temas se prestan para lograr acuerdos que muestran que hay una estrecha vinculación entre ambos bandos para lograr el tan ansiado “desarrollo sostenible” y posiblemente en el futuro, podrían incorporarse otros actores vinculados con agricultura, ganadería, turismo, salud, educación y la investigación.
La profesión forestal necesita proyectarse mejor con una fuerte dosis de conservación. A la vez las críticas de conservacionistas deben basarse en hechos comprobados y no en “berrinches emocionales”. (Un ejemplo es la fotografía en los periódicos de un camión cargado de troncos de árboles, con una leyenda “…están acabando con nuestros bosques”, sin especificar el origen de la carga maderera y otras consideraciones).
Los que más hablan de conservación, son los menos saben de aquello.